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Artículo recomendado: Padres e hijos, cada cual con su pantalla

Fuente: ACEPRENSA


El uso de dispositivos digitales supera el nivel de la pandemia y las familias lo han asimilado a su rutina habitual, según un informe realizado entre adolescentes, padres y madres a finales del año pasado, que recoge también las principales preocupaciones y expectativas que genera el consumo digital en esta nueva etapa.


Más de dos tercios de los adolescentes (68%) reconocen un aumento de consumo en el caso del móvil –la pantalla principal en el hogar– y también lo hace una proporción algo menor de las madres y los padres entrevistados (64%). Igualmente sucede con la utilización creciente del ordenador entre padres y adolescentes. Pese a la lejanía del confinamiento estricto de marzo de 2020 y la vuelta a la presencialidad en las aulas, más de la mitad de encuestados de ambos grupos coinciden en afirmar un uso digital aun mayor que durante la pandemia.


Aunque ni padres ni adolescentes se plantean reducir el tiempo actual de pantallas, los dos grupos reconocen un relajamiento de los límites temporales que antes se imponían. “Antes [los hijos] tenían dos horas al día de dispositivos, pero ya no se cumple; es imposible”, afirma uno de los entrevistados con hijos adolescentes en esta cuarta edición de la investigación El impacto de las pantallas en la vida familiar, elaborada por Empantallados y GAD3.


Preocupaciones

El motivo principal de la inercia en el consumo entre los adolescentes es la sensación de aburrimiento y la incapacidad de poder superarlo de otro modo. “Escapar de él se ha vuelto una prioridad”, explica Charo Sádaba, investigadora europea de Menores y Tecnología, y decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, quien señala la rápida capacidad de llenar ese vacío con entretenimiento que facilitan los dispositivos.


Pese al aumento general de consumo digital, las preocupaciones con que se aborda el fenómeno son diferentes en ambos grupos. Mientras que para casi un 40% de los adolescentes el principal temor es el ciberacoso, es decir, la intimidación a través del móvil y otros dispositivos digitales, madres y padres solo otorgan a esta amenaza un segundo lugar. Para los progenitores, la principal inquietud en la navegación por Internet es la posible relación de sus hijos con desconocidos. Otras fuentes de intranquilidad son la posible dependencia de las redes sociales o la incidencia negativa de su uso en la salud mental.


La opinión de padres e hijos se distancia aún más frente a la huella o rastro digital que produce cualquier navegación en Internet. Según recoge la investigación, los adolescentes restan importancia a lo que publican, ya que “no consideran que sea algo relevante y creen que en el futuro quedará diluida esa información”. Los padres, en cambio, son conscientes de las consecuencias de la memoria en Internet e intentan transmitir la necesidad de responsabilidad, aunque en su opinión sin demasiado éxito.


“Cuando éramos más pequeños veíamos más la tele juntos y ahora cada uno está con su pantalla”


Películas y series

Hacer planes digitales en familia no resulta fácil, aunque teóricamente las pantallas ofrezcan la posibilidad de elegir películas y series sin someterse a horarios de emisión. Uno de cada cuatro adolescentes entrevistados señala que las pantallas le ayudan a pasar más tiempo en familia y tres cuartas partes de los padres afirman que ver series con sus hijos favorece que surjan temas de conversación. Sin embargo, estos deseos no concuerdan siempre con la realidad: hasta dos terceras partes de los padres entrevistados reconocen ver siempre o frecuentemente las series con su pareja o cónyuge. Entre los adolescentes, el 56% asegura verlas solo.

Uno de los indicadores de esta disparidad es el riesgo de aislamiento que detectan los adolescentes. “Cuando éramos más pequeños veíamos más la tele juntos y ahora cada uno está con su pantalla”, afirma uno de los participantes en la investigación. Las pantallas facilitan esa dispersión y, en algunos casos, hasta la desconexión con el entorno familiar en algunos momentos del día: “Mi hermano se queda con la Play; yo con el ordenador porque tengo que estudiar; mis padres en la tele”, señala otro de los jóvenes entrevistados.


Digitalización

Uno de los fenómenos que ha ido modificando la percepción sobre el uso de pantallas a lo largo de las cuatro ediciones de la encuesta ha sido la digitalización que afecta al entorno laboral y, por consiguiente, al modo de concebir la preparación profesional más adecuada para los hijos. El 94% de los padres y madres considera que el uso de pantallas será crucial en el futuro profesional de los hijos, por lo que su actitud es abierta. “Tengo claro que hagan lo que hagan no va a tener nada que ver con lo que hay hoy porque el mundo digital lo está transformando todo”, se señala desde el grupo de los padres.


Según el informe, madres y padres ven la necesidad de que “se promueva seriamente la competencia digital desde las escuelas”, pues ellos “se sienten poco preparados para acompañar a sus hijos en este itinerario”. De hecho, la postura mayoritaria, tanto entre padres como entre adolescentes, es favorable a un modelo de enseñanza “híbrido”: una combinación de clases en persona y tareas escolares con pantallas.


Una de las experiencias en la que los hijos sacan ventaja a los padres es en el trabajo colaborativo. El 60% de los adolescentes asegura haber participado en estas tareas a través de plataformas digitales, muy por delante del número de madres y padres que lo hacen. También se han familiarizado con el lenguaje de programación (un 14%) o han buscado video-tutoriales con la idea de aprender algo nuevo.


Además de la plataforma Empantallados, ligada al grupo educativo Fomento, en la elaboración del informe colaboran la Comisión Europea y la empresa Orange, que desde 2017 y a través de su iniciativa “Por un uso Love de la Tecnología’”, ofrece recursos audiovisuales para “generar conversación y concienciar a las familias sobre los riesgos y oportunidades de internet”.

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